En ‘El arte de callar’, el diletante y polemista abate del siglo XVIII, Joseph
Antoine Toussaint Dinouart, nos planteó doce leyes polémicas sobre lo que se
debe escribir y lo que no se debe escribir, de lo que se debe escribir y lo que
mejor es callarse, del momento de hablar y del momento de permanecer en
silencio. Tres siglos después, su actualidad sigue vigente en la actual explosión
de nuevas escrituras en Internet.
Reglas del abate Dinouart aplicadas a las nuevas escrituras de Internet:
Antoine Toussaint Dinouart, nos planteó doce leyes polémicas sobre lo que se
debe escribir y lo que no se debe escribir, de lo que se debe escribir y lo que
mejor es callarse, del momento de hablar y del momento de permanecer en
silencio. Tres siglos después, su actualidad sigue vigente en la actual explosión
de nuevas escrituras en Internet.
Reglas del abate Dinouart aplicadas a las nuevas escrituras de Internet:
Principio 1:
No escribir si mejor es callarse.
No escribir si mejor es callarse.
Principio 2:
Escribir tiene su momento igual que el silencio.
Escribir tiene su momento igual que el silencio.
Principio 3:
El silencio siempre precede al escrito y es el instante de la reflexión. No se
puede escribir sin antes estar en silencio.
El silencio siempre precede al escrito y es el instante de la reflexión. No se
puede escribir sin antes estar en silencio.
Principio 4:
Es igual de malo escribir cuando mejor es callarse que estar en silencio en el
momento en que mejor era hablar.
Es igual de malo escribir cuando mejor es callarse que estar en silencio en el
momento en que mejor era hablar.
Principio 5:
Es menos arriesgado callarse que escribir
Es menos arriesgado callarse que escribir
Principio 6:
Escribir es entregarse a los demás, dejar de pertenecerse a sí mismo,
desnudar los sentimientos y las intenciones.
Escribir es entregarse a los demás, dejar de pertenecerse a sí mismo,
desnudar los sentimientos y las intenciones.
Principio 7:
Antes de expresar algo importante, es mejor estar en silencio dos veces, la de
la prudencia y la de la reflexión.
Antes de expresar algo importante, es mejor estar en silencio dos veces, la de
la prudencia y la de la reflexión.
Principio 8:
Un secreto deja de serlo cuando se escribe. Si se quiere guardar un secreto, lo
mejor es callarse.
Un secreto deja de serlo cuando se escribe. Si se quiere guardar un secreto, lo
mejor es callarse.
Principio 9:
Sobre lo que se ignora, mejor es callarse.
Sobre lo que se ignora, mejor es callarse.
Principio 10:
El silencio convierte momentáneamente en sensato al necio y capaz al
ignorante pero el silencio prudente y comedido convierte en sabio al que
escribe.
El silencio convierte momentáneamente en sensato al necio y capaz al
ignorante pero el silencio prudente y comedido convierte en sabio al que
escribe.
Principio 11:
Más vale escribir poco que abrumar a los demás por una pasión desenfrenada
de escribir en demasía.
Más vale escribir poco que abrumar a los demás por una pasión desenfrenada
de escribir en demasía.
Principio 12:
Desconfiar de lo escrito por uno mismo, contemplarse como el lector posible
que nos va a condenar.
Los consejos del abate Dinouart no nos invitan a callarnos sino a escribir bien,
a modular silencio y habla, ausencia y presencia del texto. En Internet nos falta
aún una buena escuela de la retórica que nos permita una clasificación
necesaria entre los autores que permanecerán y los que serán arrastrados por
las olas en el viaje ínter náutico. Y esta jerarquía es necesaria no por censura o
por sentimientos elitistas, sino por claridad y sanidad mental. Democracia no es
leerlo todo sino tener la posibilidad de leerlo.
Desconfiar de lo escrito por uno mismo, contemplarse como el lector posible
que nos va a condenar.
Los consejos del abate Dinouart no nos invitan a callarnos sino a escribir bien,
a modular silencio y habla, ausencia y presencia del texto. En Internet nos falta
aún una buena escuela de la retórica que nos permita una clasificación
necesaria entre los autores que permanecerán y los que serán arrastrados por
las olas en el viaje ínter náutico. Y esta jerarquía es necesaria no por censura o
por sentimientos elitistas, sino por claridad y sanidad mental. Democracia no es
leerlo todo sino tener la posibilidad de leerlo.
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